Donde me toque vivir, ahí me adapto
Juan José Barrios-Gutiérrez1, Miguel Calixto Rojas2, Natalia Tepox Vivar1 y Carlos Daniel Pinacho-Pinacho3
Los organismos encuentran formas para adaptarse a vivir hasta en las condiciones más difíciles o extrañas; esto aplica incluso para los ectoparásitos de peces.
Cuando pensamos en parásitos, se nos viene a la mente que son organismos, simples, descoloridos, feos y que viven a expensas de otros seres vivos. Esto es solo parcialmente cierto, pues los parásitos existen en formas variadas, tanto en plantas como animales. Una primera forma de percibir esta variedad es clasificarlos según donde viven: si viven dentro del cuerpo de quien parasitan, se les conoce como endoparásitos (endo, dentro); mientras que, si viven fuera del cuerpo o sobre su superficie, se denominan ectoparásitos (ecto, fuera).
En ese último grupo de parásitos, es fácil pensar en ejemplos cotidianos como las pulgas, garrapatas y piojos, parásitos comunes en aves y mamíferos que cuyas patas están adaptadas para poder sujetarse a pelos y plumas. Cualquiera que ha lidiado con estos animalitos, se habrá dado cuenta de lo complicado que es hacer que se suelten de su sitio. Podemos pensar que el agua facilita el trabajo para eliminarlos, y seguramente que, si nuestra mascota no tuviera pelo, los parásitos la tendrían difícil para hacer de las suyas. Pero rara vez las cosas son tan simples. Existen animales sin pelo que se encuentran todo el tiempo bajo el agua, y que cuentan con sus propios parásitos adaptados a esta situación.
Pensemos en los peces. La mayoría cuenta con duras escamas, se encuentran totalmente sumergidos en agua, y con frecuencia están sometidos a fuertes corrientes que haría difícil vivir sobre ellos ¿Cómo es que un parásito podría colonizar, mantenerse, y no caer de la superficie del cuerpo de los peces?, recordemos que es un reto considerable, pues los peces nadan a altas velocidades, con gran fuerza y suelen estar en movimiento. A continuación, les contaremos de un grupo de parásitos excepcionales que logró resolver este problema.
Gyrodactylus es el nombre de un grupo de gusanos parásitos que vive sobre el cuerpo, aletas e incluso branquias de peces de agua dulce principalmente. Si bien es un parásito común, no los podemos ver a simple vista pues son muy pequeños (miden menos de 0.5 mm) y son transparentes. En inglés, se les conoce como “gusanos muñeca rusa” (más adelante el motivo), y aunque pueden representar un problema para el cultivo de peces comestibles, se les investiga con regularidad por sus peculiaridades biológicas.
A) Cuerpo completo de Gyrodactylus, donde se resalta en color más oscuro la cría completamente desarrollada como adulto; B) detalle del opistohaptor, los ganchos que sirven como estructura de fijación principalmente; C) Aleta de pez donde se observan distintos Gyrodactylus. Crédito de las fotos: A y B, Ismael Guzmán-Valdivieso y Miguel Calixto-Rojas; C, Juan José Palacios-Márquez.
Reproducción: La forma de reproducción de los endoparásitos es compleja en la mayoría de los casos, pues ponen huevos, estos pasan por uno o varias formas larvales en uno o varios organismos, para posteriormente llegar a ser adultos. Pero un ectoparásito no puede permitirse tener un ciclo de vida tan complejo, por lo que ganaría ventaja si todo su ciclo de vida se desarrollara sobre el mismo organismo que parasita. Los Gyrodactylus, justamente tienen esta estrategia, pues su descendencia no nace de huevos, sino que tiene crías vivas, ¡igual que los humanos y otros mamíferos!. Con esto se ahorra el problema que sería que los huevos se desprendan del pez y las crías nuevamente tuvieran que buscar como volver a subir a uno. Además, las crías de Gyrodactylus no nacen como “bebes”, es decir, no necesitan crecer y desarrollarse para procrear, sino que nacen adultos y listos para reproducirse (Figura 1A), tan es así, que dicha cría puede ya tener una cría consigo lista para nacer en menos de 24 horas. Este es el motivo de su nombre en inglés, pues recuerdan a las matrioshka, populares muñecas rusas que traen una dentro de otra de manera sucesiva.
La colonización y como mantenerse sobre los peces: Un endoparásito necesita ir pasando de un pez a otro, incluso de especies diferentes, por lo que para que el parásito cumpla su ciclo de vida y llegar a infectar a otros hospederos, este debe ser comido y no necesita estructuras que lo ayuden a sujetarse de nada, excepto su boca provista de una estructura adhesiva que les ayuda a alimentarse. En los ectoparásitos no es necesaria esta estrategia, aunque a cambio, han tenido que desarrollar algo que les permita fijarse sobre los peces. Los Gyrodactylus cuentan con estructura llamada opistohaptor, la cual está conformado por dos grandes ganchos afilados rodeados de 16 ganchos más pequeños que se encuentra en la parte posterior del cuerpo (Figura 1B). También cuentan con papilas adhesivas que permiten la fijación inmediata al organismo sobre el cual nacen. Estos ganchos además les brindan la posibilidad de pasarse de un pez a otro en milésimas de segundo, por lo que un simple roce es necesario para cambiar de un pez a otro sin caer, a menos que lo quieran, ya que estos curiosos y pequeños animales pueden pasar de un pez vivo a otro, de un pez muerto a uno vivo (cuando hay canibalismo en los peces) y de un pez muerto a la columna de agua y posteriormente a un pez.
Así que ahora ya lo sabes, la naturaleza actúa de tal manera que nos adecuemos al entorno cambiante en el que vivimos, en este caso, generando que un pequeño gusano esté armado con 18 filosos ganchos y que de a luz a una hija que ya se encuentra embarazada de su nieta.
Referencias
- Bakke, T. A., Cable, J., & Harris, P. D. (2007). The biology of gyrodactylid monogeneans: the “Russian-doll killers”. Advances in parasitology, 64, 161-460
- Cable, J., Evans, J. P., Pilastro, A., & Schlupp, I. (2011). Poeciliid parasites. Ecology & Evolution of Poeciliid Fishes. Chicago University Press, Chicago, 82-94.
- García-Vásquez, A., Razo-Mendivil, U. & Rubio-Godoy, M. Morphological and molecular description of eight new species of Gyrodactylus von Nordmann, 1832 (Platyhelminthes: Monogenea) from poeciliid fishes, collected in their natural distribution range in the Gulf of Mexico slope, Mexico. Parasitol Res 114, 3337–3355 (2015).
"La opinión es responsabilidad de los autores y no representa una postura institucional"