Senderismo: deporte, cultura y medio ambiente
Rodrigo Lasa y Antonio Guillén
El senderismo es una práctica deportiva sencilla, no competitiva, que aprovecha el propio recurso natural y que genera importantes beneficios en las comunidades rurales, el medio ambiente y la sociedad.
La amplia diversidad de ecosistemas del estado de Veracruz, con entornos naturales y culturales de gran belleza, hacen de este estado un lugar privilegiado para la práctica del senderismo. El senderismo es una actividad relativamente sencilla, no competitiva, realizada al aire libre y que fusiona el ejercicio físico con la cultura y el medio ambiente. Esta práctica, poco arraigada en México, persigue realizar ejercicio recorriendo zonas de montaña, rurales o de costa con la finalidad de disfrutar de entornos naturales, recreativos o de valor histórico transitando a través de caminos tradicionales, muchas veces antiguas vías de comunicación, o por senderos especialmente planificados.
Aunque la oportunidad de enfrentar de forma autónoma la aventura es un fuerte incentivo para el senderista, la propagación de la práctica entre la población se beneficia del despliegue de infraestructura que haga accesible, de forma segura, el territorio a explorar. En este sentido es fundamental la existencia de senderos debidamente señalizados e información sobre su recorrido y seguridad ante la posibilidad de accidentes o delincuencia a lo largo de las rutas. La práctica empezó a popularizarse en algunas regiones de Europa y Norteamérica a mediados del siglo XX a partir de la creación, mantenimiento y difusión, en forma de mapas y guías de campo, de redes de senderos de corto y gran recorrido por parte de asociaciones y federaciones excursionistas. Luego, las organizaciones gubernamentales se interesaron en el fomento de la actividad como parte de los servicios de bienestar social, subvencionando a las asociaciones civiles o creando cuerpos institucionales (Servicios Forestales, Agencias de Conservación de la Naturaleza, Federaciones deportivas) dedicados a la creación y mantenimiento de redes de senderos. Por ejemplo, una red de senderos de gran y corto recorrido cruza Europa de extremo a extremo con infraestructura debidamente señalizada y con cartografía y guías de recorrido fácilmente accesibles. Alemania cuenta con más de 210 mil km habilitados para este deporte, algo más que Francia (180 mil km) o España (60 mil km). Estados Unidos de América también cuenta con más de 100 mil kilómetros habilitados y mantiene algunas rutas populares de gran recorrido, como los senderos de la Cresta del Pacífico, el de la División Continental y el de los Apalaches, que tienen cada uno más de 3500 km de longitud
El senderismo está interrelacionado con algunas tipologías de turismo como el turismo ecológico, turismo rural o turismo de aventura que fomentan el conocimiento y conservación del patrimonio cultural y natural de las regiones tanto por los locales como por los visitantes. El turismo senderista tiene un impacto significativo en la economía de las comunidades rurales, ya que fomenta el comercio (gastronomía y artesanía) y el uso de la producción agrícola local. Además, esta actividad está asociada al turismo rural, y favorece el realce y difusión de las culturas y las tradiciones de muchas de estas regiones. Muchos territorios que cuentan con el valioso activo de un entorno natural y cultural atractivos han fomentado su contribución a la economía a través de inversiones en la creación, mantenimiento y promoción de la infraestructura senderista, y en servicios de seguridad y asistencia ante la eventualidad de accidentes. Estas inversiones son de bajo costo y repercuten con notables beneficios económicos en amplios sectores de la sociedad, especialmente cuando se compara con otras modalidades turísticas. Así, hay economías a las que el turismo senderista y aventurero contribuye de forma decisiva. Por ejemplo, en Alemania el impacto económico bruto de esta actividad asciende a 7,446 millones de euros anuales. La comunidad autónoma de Aragón, en España, a partir de una inversión inicial de 1.4 millones de euros, recibe actualmente cerca de dos millones de senderistas al año que generan ingresos brutos anuales de más de 158 millones de euros. En el estado de Colorado, en Estados Unidos, la contribución económica anual de las actividades de recreo al aire libre suma 13,900 millones de dólares, a lo que contribuye el fomento y mantenimiento de la infraestructura senderista para sus 58 montañas de más de 14,000 pies de altitud.
Vegetación del bosque de niebla. Foto: Rodrigo Lasa y Antonio Guillén
El creciente atractivo del senderismo entre los urbanitas modernos puede estar relacionado con la idea de “biofilia”, esa afinidad emocional innata del ser humano por el medio natural. El senderismo tiene cada vez más auge porque muchos estudios científicos evidencian los resultados de su práctica para reducir el impacto de las enfermedades asociadas al sedentarismo en la sociedad. El senderismo mejora la salud metabólica (niveles ideales de azúcar y colesterol), reduce los riesgos de enfermedades cardiovasculares, estabiliza la presión arterial y mejora el sentido del equilibrio y las funciones motoras. Sus beneficios no solo tienen que ver con la mejora de la salud física global, sino también con la salud mental. Estudios han demostrado que la practica regular de este deporte reduce de manera significativa el estrés e incrementa la productividad.
En México, el estado de Veracruz goza de un patrimonio de gran riqueza natural y cultural, que se extiende desde su costa hasta las altas montañas, ofreciendo un enorme potencial para el desarrollo de la actividad senderista. La difusión de esta práctica entre la población local y el turismo fomentaría su bienestar, al tiempo que dinamizaría la economía de las comunidades rurales que puedan proporcionar servicios asociados. La popularización de la práctica requiere del desarrollo de una infraestructura básica que incluya la identificación, mantenimiento, señalización y difusión de las rutas, y de servicios de atención y seguridad que permita el aprovechamiento autónomo por los senderistas. Todo esto requiere de una importante coordinación y compromiso por parte de los gobiernos estatal y municipales y de la administración ejidal, así como de organismos no gubernamentales, grupos excursionistas y los propios ciudadanos para crear las condiciones adecuadas.
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