Puercoespines: los rastafaris de la naturaleza
Sugey de Jesús Dector Cobos, Alberto González Romero y Sergio Albino Miranda
Red de Biología y Conservación de Vertebrados
El puercoespín de cola prensil (Coendou mexicanus) es una especie nocturna y arborícola, estos hábitos son la razón de que se conozca poco sobre su biología, generalmente son asociados a falsas creencias, que provocan cierta repulsión debido al desconocimiento. Por lo que es indispensable realizar más investigación enfocada en esta especie para así identificar la problemática a la que se enfrenta y poder garantizar su permanencia.
Seguramente alguna vez has escuchado hablar de los puercoespines, ya sea por Teddy el famoso puercoespín que hacía predicciones sobre el ganador del Super Bowl, en alguna película, documental o reportaje. Curiosamente a pesar de su nombre común, nada tienen que ver con los puercos y tampoco con los erizos africanos que en años recientes están siendo utilizados como mascotas. Estos peculiares mamíferos se distribuyen en todo el mundo, y en México habitan dos especies; el puercoespín norteño (Erethizon dorsatum) y el puercoespín tropical (Coendou mexicanus). Este último lo podemos encontrar en gran parte de la zona tropical del país, incluyendo distintas regiones de Veracruz.
El puercoespín tropical (Coendou mexicanus), también se conoce como zorro espín, vistlacuache, puercoespín tropical, puercoespín de cola prensil o simplemente puercoespín. Sus nombres comunes hacen referencia a su principal característica física, que consiste en tener gran parte del cuerpo cubierto de espinas, de aproximadamente 4 cm de largo, estas son color crema o amarillo con la punta negra. Cabe resaltar que las espinas en realidad son pelos modificados recubiertos de queratina (misma proteína que conforma nuestro pelo y uñas).
En realidad, el puercoespín es un roedor pariente de los ratones, los capibaras, los ceretes y las ardillas. Posee una complexión robusta, tamaño mediano, con patas cortas y cola larga y prensil que les permite sujetarse a las ramas de los árboles. Estos tiernos mamíferos, pasan gran parte del día descansando sobre las copas de los árboles (figura 1) y suelen alimentarse durante la noche. Su dieta incluye hojas, brotes de plantas, tallos, corteza de árboles, frutos y semillas (figura 2). Rara vez bajan al suelo a menos que se tengan que trasladar a otra área o que sea temporada de apareamiento, suelen ser solitarios y solo se observan en grupo cuando las crías aún dependen de la madre.
Cuando un puercoespín se siente amenazado por un depredador, despliega su principal mecanismo de defensa: sus púas. Cuando las púas se erizan, el puercoespín adopta una postura defensiva, se arquea, levanta sus púas y las dirige hacia el agresor, creando una barrera imponente de púas puntiagudas. El puercoespín también puede girar rápidamente para presentar su espalda cubierta de púas al atacante, dejando expuesta solo su cara y sus patas. Las púas del puercoespín no son lanzadas ni disparadas, como algunos mitos sugieren, sin embargo, están diseñadas para desprenderse fácilmente cuando entran en contacto con un depredador. Estas púas se clavan en la piel del atacante y pueden causarle dolor, inflamación e incluso infecciones. Adicionalmente, las púas tienen puntas afiladas y pequeñas escamas en su superficie que semejan arpones, lo que dificulta su extracción una vez que están incrustadas. Además de sus púas, el puercoespín también cuenta con otras adaptaciones defensivas, tienen un pelaje grueso y áspero en todo el cuerpo, lo que proporciona una capa adicional de protección. Así mismo, tienen patas delanteras fuertes y afiladas garras que pueden utilizar para defenderse o trepar a los árboles rápidamente en busca de refugio.
Por lo anterior, los puercoespines no suelen tener muchos depredadores naturales, algunos que se atreven a consumirlos ocasionalmente son; el ocelote, el coyote y esporádicamente aves rapaces nocturnas. Sin embargo, las principales amenazas que enfrenta esta especie se deben a factores específicos de su entorno o a la presión humana en su hábitat como; la deforestación, los atropellamientos en carreteras y brechas, los enfrentamientos constantes con perros domésticos quienes con frecuencia sacan la peor parte y resultan gravemente heridos (figura 3). Sin embargo, es preciso mencionar que ellos nunca buscan pelea y solo se defienden ante los ataques, además somos nosotros los humanos y nuestros animales domésticos los que invadimos su hábitat haciendo esos encuentros cada vez más frecuentes.
Pese a su mala fama, este magnífico animal tiene una apariencia amigable y tierna que cautivará a más de uno e inclusive algunas personas le atribuyen propiedades medicinales y/o aspectos míticos como por ejemplo la creencia de que al guardar cierta cantidad de espinas estas mágicamente se multiplicarán con el pasar del tiempo. Sea cual sea el motivo, observarlos es un evento fortuito que debemos valorar y conservar pues forman parte de la gran biodiversidad del país (figura 4).
Slider: Puercoespín (Coendou mexicanus) tomando una siesta sobre un árbol de guayaba (Psidium guajava). Fotografía tomada en la localidad de La Tunilla, municipio de Alvarado, Veracruz. (Foto de Sugey Dector).
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