La jojoba..¿qué sabemos de ella?
Patricia Hernández-Ledesma, Cecilia Gabriela Reyes Reyes y Yetzabelli Martínez Hernández
La Jojoba es nativa del Desierto Sonorense. Sus semillas contienen cera líquida conocida como “aceite de jojoba”, única entre las plantas con flor.
La Jojoba, cuyo nombre científico es Simmondsia chinensis, es una planta nativa de Norteamérica. Su primera peculiaridad está en su nombre, ya que por la parte correspondiente a “chinensis”, erróneamente se pensaba que era una especie originaria de China; al parecer a Heinrich Friedrich Link, un botánico alemán, que colectó plantas de Jojoba para describir a la especie por primera vez para la ciencia, se le mezclaron las jojobas con otras plantas de diversas especies colectadas en dicho país, lo que dio origen al malentendido. A lo largo de su historia taxonómica, es decir, de su posición en la clasificación de las plantas con flor, Simmondsia chinensis se ubicó en diversos grupos muy distintos. Actualmente la especie se clasifica en su propia familia botánica Simmondsiaceae, en la cual es el único miembro.
La Jojoba incluye arbustos que pueden llegar a medir hasta 3.5 m de altura, de hojas pequeñas y gruesas, las flores también son pequeñas, de color verde-amarillentas, y se distinguen en femeninas y masculinas, que se desarrollan en plantas separadas, es decir, hay plantas hembra y plantas macho. El fruto es una cápsula brillante que contiene una sola semilla (Fig. 1, 2). La especie es nativa del Desierto Sonorense, en particular del noroeste de México en la península de Baja California y Sonora y zonas adyacentes en Arizona y California (Fig. 3, 4), si bien, ha sido introducida en Sudamérica, Europa, Asia y África.
Su nombre deriva de la palabra “jojowi” en el lenguaje de la tribu indígena norteamericana “tohono o'odham (gente del desierto)” cuyo territorio étnico abarcaba la misma distribución de la Jojoba. En esta y otras tribus nativas de América del Norte, se tenía un uso extendido del aceite de Jojoba; por ejemplo, se utilizaba para tratar llagas, curar problemas estomacales y para restaurar el cabello. En las tribus indias de Arizona y el sur de California, se ha reportado que las semillas (crudas o tostadas) se incluían en diversos alimentos, mientras que, en las tribus del norte de México, se molían y mezclaban con agua para crear diversas bebidas.
En la actualidad, la Jojoba ha recibido gran atención, ya que sus semillas contienen de 50 a 60% de cera líquida (Fig. 5), conocida comúnmente como “aceite de jojoba”. Esta cera químicamente es un éster ácido-alcohólico que se caracteriza por su textura espesa y color amarillo brillante, no contiene triglicéridos ni colesterol, y es única entre las plantas con flor. Se ha comprobado que puede calentarse hasta 370ºC durante 100 horas sin sufrir descomposición, tiene alta estabilidad a la oxidación, a diferencia de muchos aceites vegetales. Esta estabilidad se debe a dos factores principales: una estructura molecular muy simple pero muy estable y una alta concentración de antioxidantes, todo esto hace que la cera de Jojoba sea muy estable al enranciamiento.
La cera “aceite” de Jojoba se considera muy similar en sus propiedades a la obtenida a partir de las ballenas conocida como cera blanca o esperma de ballena. Se le han atribuido, además de sus propiedades anti-oxidantes, otras como anti-inflamatorias, hidratantes y emolientes, por lo que tiene un gran valor comercial en la industria cosmética y farmacéutica para tratar principalmente afecciones de la piel. Sin embargo, las bondades de la Jojoba van más allá de su uso en estas industrias, por ejemplo, Alcaráz y colaboradores (2011) mencionan que los científicos del Jet Propulsion Laboratory de la NASA lograron procesar frutos de la Jojoba y transformarlo en un lubricante de maquinarias y como combustible en sus naves espaciales; siendo así también un prometedor biocombustible.
La Jojoba se relaciona principalmente por la producción de cera, pero al ser una planta que crece naturalmente en zonas áridas y semiáridas, adaptada a ambientes extremos, se ha propuesto como una opción para la recuperación de la vegetación en estas zonas, que se encuentra en proceso de degradación o procesos lentos de sucesión natural. Así también, dado que la Jojoba no necesita, de una infraestructura agrícola muy sofisticada para su cultivo, se ha estudiado su potencial como cultivo alternativo, precisamente en las regiones del país en donde cultivos como el del maíz, no son rentables. Sin embargo, para México Alcaráz y colaboradores (2011) señalan que no existen estadísticas oficiales de la producción de Jojoba en el país, dado que no hay plantaciones comerciales, lo que se llega a producir deriva de las poblaciones naturales, muchas de las cuales sufren un grado de perturbación; si bien se han propuesto protocolos para su cultivo in situ y para que se pueda aprovechar este recurso.
La Jojoba al ser una planta nativa del desierto Sonorense, con atributos de adaptación a ambientes extremos y por consiguiente a los efectos del cambio climático y por sus propiedades y usos mencionados, se debe asegurar su conservación, desarrollo y aprovechamiento sustentable. Indirectamente el aceite de Jojoba puede mitigar el decline de las poblaciones de ballenas, principalmente del cachalote (Physeter macrocephalus) que ha sido indiscriminadamente cazado para la obtención de su cera.
Referencias
- Abobbata W.F. 2017. Simmondsia chinensis, Jojoba tree. Journal of Advanced Trends in Basic and Applied Science 1: 160-165.
- Alcaráz, M.L., D. Valdez Z., S.M. Real C., M. Rodríguez A., R. Meza S. y A. Orduño C. 2011. Diagnóstico de la Jojoba (Simmondsia chinensis (Link.) C.K. Schneider), en México. Universidad Autónoma de Chapingo. Texcoco, Estado de México. 102 pág.
- Brooks W.H. 1978. Jojoba-A North American desert shrub; its ecology, possible comercialization, and potential as an introduction into other arid regions. Journal of Arid Environments 1: 227-236.
- Gillespie L.J. 2016. Simmondsiaceae, In: Flora of North America Editorial Committee (eds.). Flora de North America Vol. 12. Oxford University Press, Inc., Oxford, New York. pp. 441-442.
- Robert Esterlich A. 218. El aceite de jojoba: https://oushia.com/author/oushiaadmin/
Fotos: Ana Robert Estelrich, Jorge H. Valdez, Usvaldo GC, Yetzabelli Martínez Hernández, Brenda Yudith García Bedolla, Gobierno de México. Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas