La ingeniería de los manglares

Laura Alejandra Barradas Sánchez, Alexandro Medina Chena y Rafael Villegas Patraca

USPAE

Siguiendo por la carretera, sintiendo el aroma a salitre cada vez más intenso al avanzar, con el presagio de pronto vislumbrar al mar fundirse con el cielo al horizonte y escuchar el rugir de las olas al romper sobre la arena.

Sin embargo, árboles con torcidas (y un poco escabrosas) raíces emergentes del agua, empiezan a aparecer a ambos costados del camino, extendiéndose continuamente por lo que parece una larga y no muy profunda laguna en la cual diversas aves sobrevuelan, se alimentan o descansan. “Es un manglar”, expresó alguien lejanamente, a pesar de encontrarse a escasos metros de mí. Mi espíritu ingenieril afloró en ese instante, iniciando un análisis de todos los procesos interactuantes en ese ecosistema como si se tratase de un gran complejo industrial.

En la costa norte de Yucatán, en la comunidad de Santa Clara, municipio de Dzidzantún, convergen tres conceptos: procesos, regulación y calidad.

Manglar de Santa Clara, Dzidzantún, perteneciente a la Reserva Estatal Ciénagas y Manglares de la Costa Norte de Yucatán

 

Toda industria requiere de materias primas para la obtención de un producto final. Los manglares operan con recursos y condiciones únicas existentes en regiones costeras, siendo México un país que alberga el 6% del total de bosques de mangle a nivel mundial. Dichos recursos y condiciones en este caso son:

  • Contar con una línea costera de gran elongación.
  • Cerca de la costa debe haber existencia de alguna laguna o canal.
  • El agua y suelo deben tener condiciones específicas de salinidad y nutrientes, respectivamente. 

Los elementos mencionados son los propicios para que crezca el árbol característico de estos ecosistemas: el mangle, del que predominan cuatro especies en México: mangle rojo (Rhizophora mangle), mangle blanco (Laguncularia racemosa), mangle negro (Avicennia germinans) y mangle botoncillo (Conocarpus erectus).

Considerando tales recursos se establece una línea de producción significativa, la cual refiere a las especies animales que fungen como recurso pesquero. El proceso de inicio se da cuando moluscos, peces y crustáceos buscan un refugio y zona de crecimiento para sus crías, siendo las raíces de los manglares junto con los nutrientes generados en el suelo el lugar ideal para la crianza. Más allá del consumo humano, estas anidaciones son un gran banquete para elegantes especies migratorias como el flamenco rosado (Phoenicopterus ruber). La cadena productiva y a su vez trófica descrita, trae consigo un subproceso sincrónico: la apreciación del paisaje que es arte y autor de derramas económicas, conservación ecológica y difusión de la ciencia.

Neumatóforos de Avicennia germinans (mangle negro)

 

Los procesos al mismo tiempo se encuentran regulados por dos sistemas. Uno de estos es una barrera contra fenómenos meteorológicos de gran escala (huracanes, vientos y marejadas) que evita inundaciones y daños irreversibles en las infraestructuras cercanas a la costa, además de reducir la erosión de los suelos. El otro sistema se encarga de estabilizar las condiciones climáticas de todo el complejo, permitiendo así que los procesos de flujo de nutrientes, captura de carbono y purificación del agua sean posibles.

De manera individual los procesos pueden parecer sencillos, pero su actuar conjunto en todo el sistema productivo da por resultado un producto que sólo este sistema es capaz de fabricar con la calidad con que lo hace. Se trata del dióxido de carbono capturado en los suelos (también denominado carbono azul1), dicha captura es más rápida y hasta cuatro veces mayor que la producida por otros ecosistemas. Si los manglares fueran una industria, estos serían en automático acreedores de las certificaciones ISO 9000 e ISO 14000. Tanto es el valor agregado de los manglares que el daño y la tala de estos está penado con prisión, de acuerdo con lo establecido en el artículo 60 TER de la Ley General de Vida Silvestre y en la Norma Oficial Mexicana NOM-022-SEMARNAT-2003. Considerando la demanda (reducción de gases de efecto invernadero) y el consumo (reducción del cambio climático) requeridos en la actualidad, la sociedad de consumo debería dirigir más su atención hacia la preservación, conservación y difusión de los ecosistemas de manglar. 

Panorámica de los manglares de Santa Clara, Dzidzantún. Al fondo, un parque eólico
 
1La importancia del carbono azul, SEMARNAT. (2017). https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/249455/Carbono_azul.pdf

Slider: Mangle negro (Avicennia germinans) en Santa Clara, Dzidzantún. 

Fotografías: Laura Alejandra Barradas Sánchez