Humboldt en Veracruz: plantas, geografía y una epidemia
Juan E. Martínez-Gómez*, Noemí Matías-Ferrer* y Guadalupe Amancio Rosas
Las exploraciones y estudios de Humboldt han revelado conexiones ecológicas y contribuido a la comprensión científicas de la diversidad biológica y geográfica de nuestro país.
Al final de su viaje de exploración por México, el naturalista, Alexander von Humboldt tuvo la oportunidad de dedicarle tiempo a su interés principal: lo que el denominó “la geografía de las plantas”. Previamente dedicó mucho de su tiempo al estudio de la industria minera mexicana por encargo del Rey Carlos IV; en su partida podría retomar el estudio de las zonas de vida que existen en las laderas de las altas montañas, cada zona con especies de plantas que le son características. Además, logró estimar la altura de las cimas de las montañas y la latitud y longitud de varios puntos geográficos de interés. Su descenso al puerto de Veracruz le daría esa oportunidad.
Alexander von Humboldt, el encinoQuercus sp. y frutos del madroñoArbutus xalapensis, especies que Humboldt recolectó entre Xalapa y Cofre de Perote con Aimé de Bonpland.Fotos: Wikimedia Commons, www.pngwing.com, Ramon Perucho (www.pexel.com).
Al llegar a Perote se hospedó en un mesón, con el apoyo del personal de la guarnición militar, Humboldt y su equipo llegaron hasta la cima del Cofre de Perote. En la cumbre, estimó la altura de la cima y las coordenadas de la prominencia rocosa que le da su nombre. También realizó una colecta botánica desde la cima hasta Xalapa; observó el recambio de especies de coníferas y la aparición de especies del bosque de niebla. Humboldt y el botánico Aimé Bonpland colectaron varias especies de plantas que posteriormente serían nombradas por Carl Sigismund Kunth, un distinguido taxónomo. Sus descripciones tienen un valor especial para los xalapeños porque hacen referencia al lugar en el que fueron colectadas. Ejemplos de estas especies son el madroño Arbutus xalapensis, el capulín, Eugenia xalapensis, el encino Quercus xalapensis, y el pasto Panicum xalapense entre otras que se publicaron en las grandes obras taxonómicas de la época.
Humboldt, como muchos europeos, temía enfermar de “vómito negro” como era conocida la fiebre amarilla. Para evitar el contagio, el equipo de Humboldt intentó descender y zarpar lo más rápido posible. En el camino observaron la construcción del Puente del Rey, ahora puente Nacional, y otras obras de la carretera alterna hacia la ciudad de México. En la Antigua Veracruz realizaron más colectas de plantas antes de cruzar el río de los colibrís. Sin embargo, al llegar a Veracruz, habían iniciado vientos del norte que impidieron que Humboldt y su equipo zarparan tan pronto como querían. Se vieron obligados a esperar una semana para poder partir a Cuba.
La fiebre amarilla o vómito negro ha sido un problema de salud pública durante un poco más de 400 años. Llegó a América desde África cómo resultado del tráfico de esclavos. La importancia en la salud pública y las afectaciones económicas de los brotes de fiebre amarilla también fueron tema de estudio de Humboldt. Sus observaciones apuntaban a que los brotes estaban asociados, por una parte, a la llegada de los barcos desde las islas del Caribe, y por otra, a los “efluvios” o “miasmas” producidos por el agua estancada de las calles y los humedales o pantanos que rodeaban el puerto. Las murallas que rodeaban la ciudad restringían la circulación de aire, lo cual, aunado a la densa población que vivía intramuros, en ese entonces de 6 a 16 mil habitantes, contribuían a la propagación del virus. Humboldt observó que la enfermedad tenía un límite altitudinal, y que la hacienda El Encero, actualmente conocida como El Lencero, ubicada a 1000 msnm aproximadamente, era el límite superior de dicha afección. Humboldt y su equipo zarparon hacia Cuba en la Corbeta de la O sin contagiarse de fiebre amarilla, tal vez los vientos del norte les ayudaron. Humboldt hizo importantes observaciones para mejorar la sanidad de la ciudad y la calidad del agua que llegaba a la zona urbana.
Ahora sabemos que la fiebre amarilla es una enfermedad vírica, aguda y hemorrágica, causada por un arbovirus del género Flavovirus. El agente transmisor, o vector, fue descubierto por el médico cubano Carlos Finlay a finales del siglo XIX, y se trata de mosquitos del género Aedes en América y Haemogogus en África. Entre 1939 y 1949 la vacuna se produjo en masa disminuyendo drásticamente la enfermedad en México y en otras regiones del Caribe. Sin embargo, esta enfermedad aún está presente y cada año se presentan brotes importantes en Sudamérica. En la actualidad, los brotes registrados se asocian a la falta de campañas de vacunación, a la deforestación de los bosques, a la aparición de nuevos linajes del virus, a la migración humana y al cambio climático. Las complejas interacciones entre virus, vectores, hospederos y clima hacen de esta enfermedad un reto, que requiere de estrategias de salud que involucran la vacunación, el control de los mosquitos, el manejo sustentable de los cuerpos de agua y la conservación de los bosques.
Referencias
- Humboldt, F. W. H. A., A. J. Bonpland, y K. S. Kunth. Nova genera et species plantarum, vol. 1. Lutetiae Parisiorum [Paris]: sumtibus Librariae Graeco-Latino-Germanicae. (1815). Consultado en https://bibdigital.rjb.csic.es/idurl/1/14524.https
- Monath, T. P., y Vasconcelos, P. F. (2015). Yellow fever. Journal of clinical virology, 64, 160-173.
- Novo, S. (1964). Breve historia y antología sobre la fiebre amarilla. SSA-La Prensa Médica Mexicana.
- Valente-Acosta, B, y García-Acosta, J. (2017). Fiebre amarilla: revisión concisa ante el actual escenario epidemiológico. Medicina interna de México, 33(5), 648-654.
*Red de Interacciones Multitróficas
**Unidad de Servicios Profesionales Altamente Especializados (USPAE)