¿Abrigo de invierno o traje de gala?
Luis M García Feria*
El cambio de pelaje es natural en los mamíferos, pudiendo ser crítico para su supervivencia durante algunas estaciones.
Palabras clave: pelecha, pelaje de invierno, lobo mexicano.
Cuando llega el invierno, muchos animales ya están preparados para recibirlo. Con antelación, algunos migran a zonas más cálidas, otros preparan madrigueras para hibernar y se abastecen de alimentos, y otros tantos que no migran ni se resguardan durante el invierno, cambian el pelaje por uno más grueso y lanoso para enfrentarse a las inclemencias climáticas.
El pelo está hecho de queratina, al igual que las uñas, las plumas y las escamas, y su función es proteger la piel y ser un sistema de aislamiento térmico. Existen diferentes tipos de pelos. Los primarios o pelos de guarda son los pelos más externos, firmes y brillantes, que sirven de protección contra los rayos UV y repelen el agua (incluyendo la nieve). El pelo secundario o subpelo son pelos cortos, ondulados y lanudos localizados por debajo de los pelos de guarda, brindando aislamiento térmico al cuerpo. También están las vibrisas que son pelos rígidos y más largos, conocidos comúnmente como “bigotes”, que tienen una función sensorial ya que están conectados a numerosas terminaciones nerviosas.
Secciones del manto en mamíferos (Imagen: Luis García Feria)
El pelo se pierde naturalmente en el proceso de muda, coloquialmente nombrada ‘pelecha’. La pérdida y reemplazo del pelo es continúo, sin embargo, la muda puede ocurrir más intensamente en ciertas temporadas del año, donde el pelo se reemplaza en mayor cantidad, como en primavera y en otoño. En primavera para cambiar el pelaje de invierno y en otoño para prepararse para la estación fría. Para algunas especies, esto coincide con el inicio de la temporada de reproducción, cuando se comienzan a formar las parejas y se dan los cortejos. Este es el caso del lobo.
En México tenemos a la subespecie mas pequeña de lobo gris, el lobo mexicano (Canis lupus baileyi). Su pelo entre los hombros y la parte anterior de la espalda es más largo que en el resto del cuerpo y forma una especie de melena. Los colores predominantes son ocre pálido y el amarillo sucio con sombreados negros en el pelo de la espalda y en las partes superiores de los flancos; la garganta suele mostrar un collar de color negro por las puntas de los pelos de color oscuro. Una buena parte de la cabeza tiene áreas entremezcladas de negro y gris; la orilla de los labios y la parte inferior de la mandíbula es de color canela oscuro, siendo negruzco el color base del hocico, más pálido en la corona y alrededor de la superficie basal de las orejas y en la superficie convexa de éstas. Las patas son de color blanco amarillento, con un color más profundo en los carpos (dedos) y en la parte posterior de las patas traseras. En las patas delanteras existe una línea angosta rojiza o más oscura de pelos negros y grises que forman una marca conspicua. La cola está cubierta por pelo largo no muy denso, de color ocre, con pelaje negro en la parte superior dorsal y en el extremo.
Esta descripción corresponde a la coloración que presentan a finales de otoño y principios de invierno, cuando los individuos mudan a su traje de gala para iniciar la temporada reproductiva durante el mes de noviembre.
Lobos mexicanos con pelaje de invierno; UMA Estación Biológica Piedra Herrada-INECOL, Reserva de la Biosfera La Michilía, Durango (Fotografías: Luis García Feria)
A la mitad del invierno, correspondiendo a mediados de enero, se forman las parejas, ocurriendo los apareamientos a finales de la estación entre febrero y marzo. Ya entrada la primavera se da la segunda muda de pelo, cuando las condiciones ambientales son menos severas. En esta temporada también suceden los nacimientos de los lobeznos (entre marzo y mayo). Los lobos adultos cambian de pelo pareciendo que tienen áreas “pelonas” o enmarañadas a lo largo del cuerpo. Es decir que, una vez terminado el invierno y la época reproductiva, se quitan su traje de gala.
Lobos mexicanos en muda de primavera. Las flechas indican la ‘pelecha’ de los pelos secundarios; UMA Estación Biológica Piedra Herrada-INECOL, Reserva de la Biosfera La Michilía, Durango (Fotografías: Luis García Feria)
Estos cambios en su pelaje son continuos y además de depender del clima también están influidos por la alimentación. Si un individuo no se prepara para hacer frente a la estacion fría, ingiriendo alimentos con altos contenidos calóricos, en invierno no tendrá la calidad del pelo secundario para poder soportar las condiciones climáticas extremas. Al mismo tiempo de no tener la suficiente energía acumulada (grasa) que le ayude a sobrevivir hasta la primavera.
Los animales sobreviven a condiciones climáticas extremas año con año y muchas veces contar con un buen abrigo de invierno puede hacer la gran diferencia.
Slider: Lobo mexicano con pelaje de invierno en plena nevada. (Fotografía: ©OZinOH; https://www.naturalista.mx/photos/91801608?size=original).
*Conservación y Manejo de Fauna - Enlace Durango, Secretaría Técnica.